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Un caballo estaba amarrado y vino un demonio y lo soltó, el caballo se metió a la finca de unos campesinos y comenzó a comerse la siembra, el dueño de la finca tomó su rifle y mató al caballo; entonces el dueño del caballo, tomó su rifle y mató al dueño da la finca, la mujer del dueño de la finca, mató al dueño del caballo; entonces el hijo del dueño del caballo mató a la mujer; los vecinos enardecidos mataron al muchacho y quemaron su casa.
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Entonces le preguntaron al demonio: ¿porque hiciste todo esto? El demonio respondió, yo sólo solté el caballo.
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Efesios 4:26-27 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al diablo.
Reina Valera 1960
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